La BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales) actúa impunemente y con métodos militares contra las mafias que operan en la favelas de Río de Janeriro.
Ya llevaba yo un tiempo trás la cultura brasileña, me encanta su música (desde los clásicos Vinícious de Moraes o Caetano Veloso, hasta los actuales y rompedores como el rapero Marcelo D2, pasando por las sensuales voces de Sara Tavares o Bebel Gilberto), me gusta la política que Lula está desarrollando en los últimos años, y me fascina la filosofía vital de su gente, así como la inmensidad, diversidad y naturaleza de su paisaje.
Bueno, en estos meses me encuentro inmerso en ese proceso pre-vacacional que consiste en empaparse de toda información relevante sobre el país, su cultura y sus gentes. Pues sí, este verano me voy de vacaciones a este hermoso país. Y de esa forma cayó entre mis manos esta dura película, un relato desgarrado sobre la vida del capitán Nascimento, comandante de la BOPE encargado de limpiar las favelas de Río de cara a la visita del Papa Juan Pablo II (hecho real ocurrido en 1997).
La realidad de la historia es otra, Nascimento quiere abandonar su comprometido puesto de trabajo porque su mujer está embarazada y se ve obligado a responder sus llamadas de “creo que he roto aguas” en medio de operaciónes a muerte en la favela. El problema es que nuestro protagonista es un hombre de palabra, uno de esos incapaz de abandonar su puesto de trabajo sin antes encontrar un sustituto a la altura. Ahí es donde entran en juego Matías y Neto, dos de los pocos policías no corruptos del cuerpo con posibilidades de sustituirlo, uno aguerrido y el otro estratégico.
Después de ver la película y sentir algo de pavor por la realidad de las favelas, supongo que la idea de Padilha no es otra sino la de denunciar el estado en el que se encuentran (recientemente leía como las mafias italianas, junto con las colombianas de la droga, utilizaban estos barrios y a sus pobres habitantes para engrandecer su oscuro negocio), mostrar al mundo hasta que nivel tiene que llegar la policía brasileña para controlar la zona y enseñarnos la fractura social que se produce entre los que están a favor o en contra de las mafias brasileñas. Una fractura que solo se puede superar mediante dos caminos: la complicidad o la violencia.
Criticada como “tan dura como creíble” en diversos medios, Tropa de Élite no llega a los niveles de creatividad de Ciudad de Dios (con la que comparte guionista), pero resulta ideal como fresco realista de una sociedad que se encuentra dividida entre el progreso y la vanguardia de sus actuales dirigentes, Lula y su partido de izquierdas, y una latinoamérica sucia, corrupta y utilizada por las multinacionales y los inversores capitalistas como patio trasero.
Una cinta con una fotografía cruda y realista, una historia que recurre al flashback pero no confunde y una voz en off que a parte de recibir las habituales críticas, ayuda a comprener y empatizar con el personaje principal. En mi opinión, una gran película.